una casa en el fin del mundo

UN DÍA DE MÁSCARAS. EL CONFETI AL AIRE, PAPELILLOS EN EL SUELO. MIRADA QUE NO SE OCULTA, ENCUENTRA LA SONRISA QUE SE MUESTRA. OJOS, LATIDOS. CORAZON, SUSPIROS, EMOCION, DESTINO VERTIDO ANTE EL FUTURO. LABIOS, PARA EL BESO EN LA NOCHE. CUERPOS CUBIERTOS POR EL MANTO DE SATÉN. ISAAC: MI DESEO QUE SE EXTIENDAN LOS DIAS, CON SUS NOCHES, PARA DISFRUTAR DE LA SONRISA Y COMPARTIR LOS BESOS Y CARICIAS.

En 1967, Bobby es un niño de nueve años muy sensible que observa los años 60: su mensaje de amor y libertad parece embargarle por completo. A principios de los 70, una súbita tragedia deja a Bobby sin familia. El niño establece una relación especial con Jonathan y la madre de éste, Alice (Sissy Spacek), quienes ofrecen a Bobby refugio y un renacido sentimiento de estar vivo. La amistad entre Bobby y Jonathan se extiende a lo largo de los años hasta la década de los 80 en la ciudad de Nueva York, un lugar donde la gente está constantemente rehaciéndose y redefiniéndose. Allí, Bobby (Colin Farrell) conoce a Clare (Robin Wright Penn), la pintoresca compañera de habitación de Jonathan (Dallas Roberts) cuyo reloj biológico suena con fuerza, alterando ya para siempre el destino de Bobby y complicando en adelante su relación con Jonathan. La trayectoria de este trío completa la película cuando los tres exploran nuevos territorios, deviniendo pioneros en un terreno virgen.