Un país plagado de fronteras. Alambradas que saltearse y amenazas que afrontar, en la vida rutinaria para encontrar un espacio de identificación personal. Fronteras, religiosas. Fronteras, sociales. Alambradas de espino con la que se cerca la homosexualidad. Un espacio en el que la reivindicación del Orgullo se convierte en una lucha por los derechos lejos de una cabalgata multicolor de lentejuelas y plumas.