muerte en venecia

Un viaje. Una llegada. Un encuentro. Una mirada sorprendida perdida en la inocencia de una sonrisa. Ojos que destellan en la profundidad de un inusitado palpitar. Perdido en la desesperación, jugando a encontrarse en su propia identidad. Ojear las noticias de la prensa, entre las páginas abiertas de un diario; para perder la mirada más allá de los echos que acontecen en la caótica ciudad de los canales. Calles empedradas, pasos perdidos en la mísma persecución. Sol cegador entre los granos de arena que se extienden, por no existir reloj que los contegan. Cristalina mirada recuperada en el tesón por dejarse sacudir por el sueño y la ilusión. Despojos de infructuosa realidad, confabulan con los sueños. Cuando casi puede apreciarse como ambos confabulan, sin percatarse de ello. De nuevo: una mirada. De nuevo: una sonrisa. De nuevo: el reencuetro. Sólo faltan fuerzas, pues la convicción por sí sóla llega. Pero se carece de tiempo para afrontar la búsqueda de la fuerza. -sencillamente: magistral-.