manjar de amor

Corcheas y semicorcheas se ordenan sobre el pentagrama de una partitura, que descansa sobre el atril del piano. Se cimbrean entre los dedos de la pasa páginas, con su atenta mirada en el concertista. El aforo de la sala enmudece ante la sonata y el eco del silencio parece acariciar las lágrimas de cristal de la lámpara que se cierne sobre sus cabezas.