los testigos

Dedicación de una vida a la mirada. Ver como discurre la vida entre visillos de tul: transparentes, ausentes, volátiles… aislando lo que se ve y se huele, del tacto. Dedicar una vida solo a observar, a ser “testigo” y carecer de la propia esencia del protagonismo para protagonizar la vida. Entregar una vida al cuidado y mimo de la mirada y sustituirla cuando se ausenta, por otra mirada a la que someter a la observación.